CREER EN DIOS ES RAZONABLE
Dios responde y desborda las aspiraciones más hondas del ser humano y conecta con la sed de felicidad y plenitud que anida en el corazón de hombres y mujeres.
La búsqueda de la felicidad es una huella indeleble de Dios en la persona. El dinamismo del espíritu humano es un caminar incesante hacia la absoluta felicidad y hacia la comunión de amor plena con los demás, que sólo es realmente plena si es comunión en Dios y con Dios.
El ser humano tiene capacidad para conocer a Dios a partir de las obras de la creación, de acontecimientos señalados de la vida, en el anhelo de felicidad que sienten en su corazón y en la voz de su conciencia, pues Dios no se encuentra lejos de cada uno de nosotros “en Él vivimos, nos movemos y existimos”.
El deseo de Dios está inscrito en el corazón, porque toda persona ha sido creada por Dios y para Dios; y Él no cesa de atraer al hombre hacia Sí y sólo en Dios encontrará el ser humano la verdad y la dicha que no cesa de buscar.
Al hablar de Dios, nuestro lenguaje se expresa de modo humano, pero capta realmente a Dios mismo, sin poder, no obstante, expresar lo en su infinita simplicidad ni agotar su misterio.
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